Después de las celebraciones y despedidas, cogemos un autocar nocturno hacia Lima, que nos deja por la mañana a punto para empalmar con el vuelo a Cuzco.
Lima como siempre con su bruma poco acogedora…y el caos de tráfico. País peculiar…en el trato en persona son supertranquilos pero cuando se ponen al volante se transforman por completo. Parece que se les acabe el mundo si pierden un minuto, con una conducción agresiva peor que la de los taxis de NY.
En el aeropuerto nos sorprendemos al ver que se vende oxígeno envasado, en plan minibotellas de oxígeno para el mal de altura. Oxyshot o un nombre similar. Algunos le han encontrado mejor uso, como la inhalación de chupitos vía oxyshot en Mallorca. Vaya tela!!
Tenemos nuestras dudas sobre su efectividad para el mal de altura pero…si se vende es que alguien lo compra, ¿no?
Volamos a Cuzco con Peruvian Airlines. Se ven aviones antiguos pero más allá de eso no tenemos ninguna percepción de si son seguros o no. Comentario que dejo ahí para desarrollar más adelante, y entenderéis por qué después.
Cuzco – Plaza de Armas y las colinas de alrededor
Cuzco está también en altura, como Huaraz, unos 3400m pero lo curioso es que, sin haber visto mucho en Perú, debe ser la ciudad turística por excelencia de este país.
Y se nota, pues hay más riqueza, los edificios y calles se ven en mejor estado…en general es más bonito.
Pero es que en Huaraz sólo hay turismo montañero y ya se sabe, este colectivo no suelta ni una perra!
El aeropuerto de Cuzco no es muy grande, y supongo que esa debe ser una explicación del retraso que tuvimos en el vuelo por la condensación de tráfico. Nos dijeron que era por mal tiempo pero al llegar hacía bueno, así que ni idea.
Además de estar en altura, la ciudad está en varias colinas con lo cual hay desnivel. Ideal para reventar a cualquiera que no está aclimatado.
¡No era nuestro caso! Dos semanas por la Cordillera Blanca curten a cualquiera 😉
Acabamos la tarde haciendo el guiri, en mercadillos y demás, y nos vamos al día siguiente hacia Aguascalientes. En el camino cogemos un tour guiado que será un poco impresentable para terminar en Ollantaytambo donde se coge un tren hasta Aguascalientes.
Ruinas Pisac
Tour impresentable porque el guía es más bien un showman o animador, pero no se puede decir que tenga muchos conocimientos históricos. Ya hemos hecho montaña y ahora estamos en modo guiri total, o sea que a disfrutar del momento. Como ejemplo, en el minibus nos dedicamos a presentarnos todos los grupos diciendo de qué país venimos, y el resto saluda y aplaude, ole ole!!
Y eso significa paradas siempre al lado de tenderetes donde nos venden de todo, la más cantona la visita a una joyería en Pisac, que básicamente todo el mundo usa para ir al lavabo.
Todo el mundo tiene contratada una comida en restaurante y el bus los va distribuyendo por los sitios, mientras nosotros nos quedamos a picotear en un parque (ya sabéis, el rollo montañero que mencionaba…pero qué mejor que comer en un prado bajo los árboles).
Bueno, llevados por este personaje vemos las ruinas de Pisac y Ollantaytambo, esta última de forma efímera porque nos hemos retrasado, obviamente.
El tren es un poco show porque no tiene ningún espacio para maletas o mochilas y vamos todos como sardinas. Pero se desplaza siguiendo el curso del río por el fondo del valle, entre paredes, y las vistas son chulas. Bueno, hasta que se hace de noche 😛
Aguascalientes…gran mercado turístico. Nos tenía que esperar el del hotel y obviamente no hay nadie.
Si bien en la parte de montaña en Huaraz la organización fue impecable, en la parte turística de Cuzco/Aguascalientes deja mucho que desear.
Como ya nos ha pasado en la llegada a Cuzco, que al tener retraso no se presentó nadie en el aeropuerto a nuestra llegada, y tuvimos que llamar para que vinieran. De hecho en Cuzco no sabíamos ni en qué hotel estábamos!
Pues en Aguascalientes ya nos fuimos directamente a buscar el hotel, curtidos por la experiencia.
Y el tío de Recepción nos dice que no ha podido venir y se queda tan pancho. “No hay problema” es la frase más usada en este país, diría yo 😛
Luego nos viene el guía a hacer un briefing de la visita a Machupichu al día siguiente. El guía la verdad que nos dejará muy contentos por su buena labor. Esto me sorprendió comparado con el nivel de profesionalidad que habíamos encontrado en esta zona.
La cena es a base de pizza porque vuelvo a tener el estómago tocado, quizás ya saturado de tanto pollo, o más bien del picante que lo acompaña, a discreción de uno. No lo sé…
Y luego ya madrugón. El del hotel nos dice que no hay desayuno hasta no recuerdo qué hora y cuando bajamos por la mañana a las cuatro y pico está la gente desayunando. Surprise, surprise. No lo entiendo pero es así…suerte que hablamos el mismo idioma.
Siguiendo el río se llega a un puente que marca el inicio del sendero a Machupichu. A unos 20min a pie se llega a un puente que está cerrado hasta entorno a las cinco. Si alguien va, eso hay que preguntarlo porque no recuerdo la hora exacta.
La gracia es salir pronto para tener el mínimo de turistas haciendo cola en la entrada, y poder ver la salida del sol arriba. A las cinco y pico empiezan a subir autocares dejando paladas y paladas de turistas.
Cola para entrar en Machupichu a las 6:26 am
El sendero tiene bastante escalera y sube por terreno selvático así que hay una humedad y un calor tremendos, vamos que llego bien sudado arriba pese a que salimos de noche. Y nos toma como una hora llegar arriba.
Al final, entre ir al baño (pagando), hacer cola y demás entramos justo para ver la salida del sol. Al estar entre montañas en realidad ya hay bastante luz, lo que pasa es que ves el sol salir por el horizonte. Y es bonito…
Todo el mundo se apelotona en la caseta del guarda, famosa porque es el punto donde se hace la foto que sale en todas partes.
Amanecer desde Machupichu – Huaynapichu es el pico a la izquierda
Nosotros directos al Huayna Pichu, el pico que se ve siempre en la misma foto y a veces la gente confunde con el Machu Pichu, que está del otro lado y es mucho más alto.
El Huayna Pichu se ve vertical…y nos han hecho comentarios de que si tienes vértigo no puedes ir, que se van por terrazas expuestas con el barranco debajo, etc.
A algunos del grupo, como les va la emoción, pues piensan que mejor que mejor, pero el resto pensamos que si es un lugar turístico donde sube cualquiera pues poca cosa será.
De todas formas, al mirar el Huayna desde abajo se ve tan tieso que te preguntas por dónde se subirá sin que suponga un riesgo excesivo. Y esto es como siempre, una vez metido se ve diferente. Hay un senderillo que alterna escalones y va caracoleando en los tramos más verticales. Hay algún cable o barandillas en algún momento, pero nada de peligro ni de sensación.
Por supuesto, no tengas vértigo!!
Las vistas desde el Huayna son brutales. El aforo está limitado y antes era en plan “First come, first serve” con lo cual se hacían unos colas terribles en Aguascalientes para coger el primer bus. Este año lo han montado con sistema de reserva. Así suben 400 personas al día en dos tandas de 200, que puedes y debes reservar con antelación.
Machupichu (las ruinas y el pico) visto desde el Huaynapichu
izquierda abajo – la pista para los autocares
izquierda arriba – el camino del Inca que lleva a Cusco
En la cima hay poco espacio y nos apelotonamos todos, para apreciar las vistas de las ruinas y todas las montañas y selva de alrededor. Creo que era un 2800m o sea que tampoco va a descolocar a nadie por la altitud.
Eso sí, la bajada sí que tiene un poco de chicha porque hay un tramo de escaleras totalmente aéreas. A la izquierda un muro donde todo el mundo se agarra cual si les fuera la vida, y es que es así, porque a la derecha hay un vacío, vacío de verdad!!
Nosotros íbamos más sueltos pero igualmente bien apalancados en el muro. Cuidadín…cuidadín.
El tramo más chungo de bajada – no resbales que estás muerto!
Debe dar un rollo de la ostia a alguien no acostumbrado a la timba.
Además los escalones son muy pequeños y hay que ir con cuidado cómo se ponen los pies.
Bueno, hecho esto ya la visita a Machupichu, que es francamente interesante.
Típica foto (hay cola para hacerla!) – Machupichu y Huaynapichu al fondo
Lo más impresionante para mí es el trabajo de la piedra. Granito superresistente que ha sido pulido por el trabajo de unos 5000 tíos para una ciudad que daba cabida a unas 800 personas.
Aquí sí se nota la paciencia inca. Las piedras están trabajadas hasta encajar en cualquier tipo de forma, desde curvas a ángulos. Todas las piedras han sido encajadas unas con otras a base de pulirlas al milímetro para adaptarlas unas a otras.
Es increíble! En Cuzco también se puede ver algún muro de este tipo.
Detalle muro estilo inca, en este caso con piedras bastante regulares
Y la segunda parte que impresiona también son las terrazas: algunas son para cultivos, otras hacen de contrafuerte para mantener toda la estructura y otras son puramente ornamentales.
Finalizada la visita nos volvemos para Cuzco deshaciendo el camino: tren y luego minibus.
Más compras y regateos…me doy cuenta que el grupo es muuuuy consumista. Primer viaje con ellos y ahora ya lo sé. Pero aunque refunfuño un poco en algún momento sigo con ellos en vez de irme por mi cuenta a ver otras cosas.
Bueno, a tener en cuenta para la próxima.
Y luego la sorpresa final. Volvemos con Peruvian Airlines a Lima, en un vuelo de una hora, y resulta que justo el día que hemos vuelto a Cuzco el gobierno ha decidido suspender toda su actividad.
Me temo que era por un tema de seguridad, así que no sé qué es mejor.
Después de pasarnos unas cuantas horas en el aeropuerto desde las seis de la mañana junto con el resto de turistas que se quedan tirados vemos que no nos queda otra opción que volver en bus.
No parece tan mala solución…hasta que nos dicen que si el avión tarda 1h en ir a Lima, el bus tarda 22h. Sí, 22h!!!
Pues ala, más compras en Cuzco hasta nuestra salida. Salimos a las seis de la tarde para llegar a Lima hacia las tres. Unas horas más de espera en el aeropuerto y coger el vuelo a Madrid, otra espera más y coger el vuelo a Barcelona.
Serán en total dos días y medio de viaje, saliendo el sábado por la tarde y llegando el lunes por la noche.
Tengo el culo dolorido y todo de tanto estar sentado!!!
Y con esto termina el viajecito.
El balance es bueno, estoy contento, aunque lo pasé un poco mal al principio con el tema del mal de altura. Creo que es más la frustración que otra cosa.
Pues en el campo base tenía algo de dolor de cabeza pero era soportable, y mientras no hiciera movimientos muy acelerados tampoco tenía ningún síntoma más.
Habrá que volver. Recomendable en junio…