Este fin de semana, con tan mala previsión meteorológica, decidimos ir cerca para poder tener margen para improvisar.
El sábado salimos Seb y yo hacia Ulldeter. Al llegar a Setcases había caravana de coches. No sé qué demonios estaban haciendo, pero viendo el viento que estaba haciendo ya en Setcases, nos sirvió para decidir dar la vuelta.
Intención de ir por La Molina o así, que tendrá menos viento en los valles más resguardados. De camino vemos el Puigmal bastante blanco y decidimos subir hacia el refugio de Conrad Blanch.
La carretera está nevada a partir de cierto punto y subo tirando de la tracción QUATTRO, pero en una curva con rampa uf!! el coche decide que ya no sube. Y entonces es cuando me doy cuenta que no tengo ninguna tracción. Las casi dos toneladas del coche sienten una atracción irresistible hacia abajo que nada puede parar. Momento adrenalínico. Pruebo de todo, suelto freno y vuelvo a apretar, giro volante y nada. Caída a cámara lenta descontrolada. Al final nos quedamos clavados en el interior de la curva, sin más percance. A partir de ahí con fundas.
La ironía como siempre es que el quitanieves pasará al minuto de poner las fundas y apartar el coche. Seguimos para arriba…
Ventisca en la carena
Bueno, hacía un viento potente en la carena, y nos encontramos un par de chicas que volvían y nos contaron que la carena estaba bien ventada.
Foqueamos un poquito por allí, como hora y pico, y luego ya para abajo a Ribes. Al menos nos daba tiempo de hacer algo más.
A las cuatro y pico salíamos a correr en dirección al Taga. Forma baja, me costó subir. Y a las seis menos veinte decidimos dar la vuelta, cuando ya sólo nos quedaban los repechones finales.
Panorama desde la antecima del Taga
También hay que decir que hacía rasca y Sebas venía con pantaloncitos 😛
Fin de trayecto…para abajo!
Dos horas en total con unos 10km y unos 800m de desnivel.
Luego, como no, cena en La Corba 🙂
El domingo, sin viento, decidimos irnos hacia Andorra donde se supone que hay más nieve. Y si, es cierto que hay más, pero cuando ya hemos pasado la primera pala vemos que el Pedrons está bastante pelado. A ver, se puede llegar…pero hay que ponerle ganas.
Cielo tapado que nos quita la visibilidad. Nos damos la vuelta y la verdad que bajamos sin disfrutar demasiado porque no había anda de visibilidad y encima la nieve estaba encrostada. Dicen que a quien madruga Dios le ayuda. Pues en este caso no, más tarde en el coche se abrirá un poco el cielo o sea que los que venían más tarde seguro que habrán tenido un descenso más agradable, con visibilidad y mejor nieve. Es lo que hay :S
Cielo cubierto subiendo al Pedrons