De vuelta de Chavín, en esas tres horas de traqueteo en el bus jugando con la ley de la gravedad, que parecía más un velero escorando que un bus de línea, pues tuve tiempo de pensar.
Y pensé que tenía todavía sentimientos de frustración por el hecho de haber tenido que renunciar a la montaña. De hecho estábamos hablando de hacer un trekking a un lago cerca de Pisco. Y entonces me pasó por la cabeza que el Ishinca lo pudimos sacar porque estábamos frescos y subimos gracias a nuestra voluntad, más capacidad de sufrimiento también.
Pensé que ya estábamos frescos de nuevo, todos nuestros males ya habían desaparecido y quizás con otro golpe de voluntad podíamos sacar otra cima. Me lo guardé hasta la hora de cenar con los compis y en cuanto lo saqué tuvo un efecto devastador. El trekking del lago se fue a la mierda rápido! Si es que somos todos iguales 😛
Entonces vino la parte logística. Tenemos que alabar el trato de Dina, de la agencia Nuestra Montaña, pues nos dio soporte en todo momento. Primero haciéndonos un abono , con un pequeño ajuste, de lo que habíamos pagado por el Alpamayo. Segundo, por darnos consejo en lo que queríamos hacer en adelante pese a que pretendíamos ir por libre.
Inicialmente pensamos en el Vallunaraju. Está cerca, con refu, y lo podíamos hacer solos. Pero resultó que el refu estaba en reformas con lo cual lo tuvimos que descartar. De ahí ya nos pasamos al Pisco (5.760m) donde necesitábamos cierta logística por ejemplo mulas y arrieros. Y lo que nos llevó a decidirnos por coger un guía fue que en la ascensión desde el refugio se hacen 2-3h de morrena hasta llegar al glaciar, pero ese tramo se hace de noche y es muy perdedor. Lo confirmaremos al hacerlo. Se baja por una pendiente donde no te meterías nunca de noche solo sin ver dónde vas. Y hay tramos que vas entre bloques pero no están prácticamente marcados.
Dina nos hace un buen precio proponiéndonos ir con un solo guía, dada la escasa dificultad técnica del pico, y nos ayuda a contratar el transporte. Allí tendremos que contratar las mulas y el arriero.
Nota de interés. En un momento pensé “quién me pone la pierna encima??” porque la noche anterior a la subida al refu me sentó mal la comida de menú que nos habíamos metido. Diarrea toda la noche..dios!!!
Pasé una noche bastante mala y al día siguiente la subida al refu fue penosa. Agradezco desde aquí la paciencia de David, que se mantuvo a mi ritmo todo el camino.
Por la tarde, además de los pertinentes fortasecs que ya había empezado a tomarme la noche anterior, seguí los consejos locales y me tomé una infusión con orégano. Ya lo había oído alguna vez, y la verdad, mano de santo!! pude cenar lo suficiente para estar bien de pila al día siguiente. Y el día siguiente ninguna molestia en el aparato digestivo, nada. Genial!!
El resto ya es coser y cantar. Salimos a la una y media de la madrugada Montse, Isra y yo (Nuria no estaba bien…) con David, atravesamos casi tres horas de morrena y hacíamos cima a las ocho de la mañana. Seis horas y media de ascensión sintiéndome por fin perfectamente aclimatado. El Pisco (5.760m) te regala unas vistas de impresión: Huandoy, Alpamayo, Artesonraju, Chacraraju, Chopicalqui, Huscaran.
Vale la pena esta cima!!
Alpamayo a la izquierda y Artesonraju a la derecha
La bajada la hicimos con mucho relax, de cháchara y demás, bien contentos y con la espinita eliminada. La morrena es interminable!!
De vuelta en Huaraz, tocaba pollo. Dieta especial peruana, he comido pollo como nunca en mi vida. Pero la verdad que lo hacen bueno con ganas. Está hecho a la brasa acompañado de patatas fritas y ensalada. Y los pollos deben ser bastante más sanos que lo que comemos en BCN porque están muy sabrosos.
Bueno, ese día fue el día de reencuentro: nos encontramos con Rafa y Oriol que volvían triunfadores del Alpamayo, aunque hay que decir que sufrieron lo suyo, y también vimos a Anna, Xavi y Nuria de Madrid en una de sus transiciones de un pico a otro. Ya sólo les quedaba el Huascarán!!
De aquí ya nos vamos a Cuzco a hacer el turista y unirnos a las masas que visitan Machu Pichu.