Peru #3 Quebrada Ishinca

Empezamos con la montaña de verdad.

Hacemos un largo camino en minivan por una pista que nos deja en Cochapampa donde ya están los arrieros con las mulas esperando. Para el que vaya por libre se pueden contratar ahí.

Cochapampa

Y de ahí ya nos adentramos en la quebrada (valle para nosotros), como señoritos…con nuestra mochilita mínima para llevar el agua y el picnic, y los burros cargando con todo.

Aunque hay refugio, las agencias suelen llevar su propia infraestructura porque los precios son muy caros (30 a 35$ la media pensión). Así que tendremos tienda, cocineros, carpa, etc…

Creo que fueron unas 4h de marcha y llegamos al Campo Base de Ishinca a 4400m.

Campo Base Quebrada Ishinca

Normalmente se hace primero el Urus (5.420m), que es más corto, pero como es más tieso los guías deciden que es mejor atacar el Ishinca (5.534m) primero. Son pendientes más suaves pero tiene la contrapartida de que es más largo. Creo que esto no nos beneficiará a ninguno como contaré ahora, aunque en tema de mal de altura no hay certeza en nada.

Salimos a las dos y pico de la mañana, todos con muchas ganas. El guía Octavio nos marca un ritmo que nos parece lento…pero parece necesario.

Creo que como grupo numeroso, nuestro ritmo es bastante lento pues ya es de día cuando nos ponemos los crampones. De momento hemos seguido juntos pero a partir de aquí cada cordada va a su ritmo y nos dispersaremos.

Ascensión a Ishinca (5.534m)

La subida se hace dura, se nota la falta de aire y hay que ir parando. Pero como tenemos muchas ganas subimos más “por cojones” que otra cosa…de cabeza más que de piernas o pulmones. Probablemente eso lo paguemos después.

Llegaremos supertarde a cima, pero llegamos!! Núria P. y yo, con el guía Ñosi, somos los últimos y los otros ya han bajado un trecho por la otra cara.

El día se tapa, lo cual nos quita bastantes vistas pero nos ayuda por otra parte porque si recuerdo bien llegamos a cima como a las once de la mañana. Si el sol llega a apretar directo, nos fundimos!!

De aquí se hace un corto rapel de un bloque de nieve dura en la cima para saltar a la otra cara, pues una grieta impide pasar. En la bajada me coge una pájara que nunca había vivido y que me deja muy descolocado.

Se me va la cabeza, se me va en pensamientos como si me fuera a un mundo paralelo y no tuviera control de lo que pienso. Acojone…

Sólo puedo mirar al suelo concentrando la mente, si levanto la vista se me va la cabeza. Pongo a Nuria delante y nos pasamos toda la bajada a paso de tortuga, y yo forzándome a mantener mi mente concentrada en que el nudo de mi cuerda no toque el suelo, paso a paso. Duro, duro. Así llegamos al final del glaciar, donde nos esperan el resto también afectados por mareos, dolor de cabeza, etc. Oriol y Anna creo que son los más enteros.

Al llegar al grupo me entra llorera, incontrolable, por lo mal que lo estoy pasando y la alegría de encontrarme con los demás. Aunque me he sentido cuidado por Ñosi en todo momento…

Lo malo, que nos quedan unas cuantas horas de camino todavía y al borde de barrancos. Hay riesgo. A Núria P. le entran náuseas e intenta vomitar…somos un bonito circo!!  😛

En la bajada ponemos a los guías Octavio y Oscar delante y detrás mío para controlarme…un poco acojonado por si doy un traspie en zona de riesgo. Sigo con la cabeza igual, esta vez concentrado en los pies de Octavio, al cual sigo paso a paso. El se va girando a cada paso para controlar lo que hago.

Vamos haciendo paradas para descansar. Y a este ritmo infernal llegamos al Campo Base a las seis de la tarde. 16h de actividad! Los grupos de alarmistas de rigor ya estaban preocupados y especulando si tenía un edema cerebral y burradas así…

Pero lo que tengo es un sueño bestial. Comemos una sopita caliente estupenda y a dormir!!! día siguiente descanso para todos, claro!

Después del día de descanso toca Urus. Xavi S. se nos ha unido, lleno de energía, y trae consigo a Nuria de Madrid que ha cambiado sus planes de trekking por alguna cima. Suena el despertador a la una y pico y me siento incapaz de subir. Nuria P. también se queda. El resto saldrán y lo harán sin problemas. No hay nada que puedas hacer al respecto del mal de altura, lo cual te hace lidiar con el sentimiento de frustración, que además no es algo que puedas olvidar pues se intensifica con la alegría que expresan los demás por haber hecho cima. Además, no me quité el dolor de cabeza en todos los días.

El mismo día que subían al Urus Nuria P. y yo subimos un tramo del camino por la mañana. Me quedé a 4800m a pegarme una siesta ahí mismo. Y Nuria P. siguió hasta 5000m.

Las vistas son guapas pues tenemos todas las cimas de la Quebrada.

De izq a der: Tocllaraju (6034m), Ishinca (5534m), Ranrapalca (6162m)

Panorámica Quebrada Ishinca

Día siguiente, el grupo sube al Campo Morrena para atacar el Tocllaraju. Nuria P. y yo ya lo hemos descartado, así que lo que hacemos es acompañarlos hasta 5000m. Subo bien a un ritmo megalento, pero soy capaz de aguantar un ritmo! vuelvo contento al Campo Base, con la idea de atacar el Urus (5420m) al día siguiente.

Tocllaraju llegando a Campo Morrena

Subiendo al Campo Morrena del Tocllaraju

Y para asegurar cima, una buena preparación…

Premio!!

La noche siguiente salimos a las 2h30 am con nuestro simpático y paciente guía Ñosi, Nuria P. y yo. Y la verdad que no pude subir.

Pese a haberme encontrado mínimamente bien el día anterior, no tiraba. Otra vez sin aire, parando cada pocos pasos, un desastre. Al cabo de un par de horas decidí darme la vuelta para que Nuria P. pudiera hacer cima en un tiempo aceptable, ya que yo estaba claro que no podía. Jodido y derrotado por mí mismo. A las 6am ya estaba calentito en mi saco de nuevo.

Después de esto ya sólo queda el retorno. El grupo del Tocllaraju volvió y nos volvimos al día siguiente para Huaraz. El dolor de cabeza se fue y empecé a encontrarme estupendamente de nuevo. Qué alivio para el ánimo.

No está muy claro como afecta el mal de altura. Yo tenía claro que mi invierno vago en NY a 0 m de altitud no ayudaba nada, y en los tres meses siguientes una vez en España, pese a haber hecho cuatro tres miles y un cuatro mil, pues no había recuperado mi forma normal. No había sentido nunca nada por la altura en cuatro miles de los Alpes, y era todo muy nuevo. Se dice que el mal de altura no se sabe cómo te puede pillar, gente super en forma que cae y viceversa. El caso es que no pude hacer más. Y me quedó algo de frustración por eso, pues te sientes impotente. Así como en Europa controlas y sabes superar todos los factores que te pueden afectar: hambre, cansancio, sed, frío, sueño…el estar sin aire y cómo afecta a la cabeza te supera.

Pues nada, vuelta a Huaraz.

Aquí ya se definen los siguientes objetivos:

  • Nuria P. y yo a hacer el guiri. Montse, con los labios destrozados por el frío y el sol llegando a tener fiebre, también tiene que renunciar a más montaña. Israel se quedará con ella.
  • Rafa y Oriol se van a nuestro objetivo inicial: el Alpamayo
  • Anna, Xavi S. y Nuria de M. extienden y se van a hacer Pisco, Chopicalqui y Huascarán

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio