Empezó la primavera, ya tenemos una golondrina hiperactiva revoloteando a las afueras de casa y todo tipo de bichos e insectos pululando en la actividad frenética del despertar de la naturaleza.
Y Natalia y yo, aprovechando la vida de autónomo sin horarios fijos, pues nos hemos ido a hacer nuestra primera vuelta larga del año entre semana.
Estamos en Ribes de Freser desde julio aprox, y creo que fue por diciembre que ya decidimos quedarnos a vivir aquí.
Es fruto de los cambios en mi profesión, ahora totalmente enfocado en la formación online, así que soy un teletrabajador más siguiendo los pasos de unos cuantos más que se han reconvertido con la pandemia.
Curro mucho, incluso fines de semana, porque me gusta lo que hago. Pero me puedo permitir lujos como salir a dar una vuelta matinal entre semana.
Salir entre semana por aquí es una gozada. Como llevamos tiempo sin hacer distancia hemos hecho una típica que consiste en subir en coche por la pista que va hacia el refugio del Pla de l’Erola y dejarlo en el cruce cuando puedes seguir hacia Tregurà o hacia el refugio.
Desde ahí hasta el Coll de Meianell al pie del Cerverís son 7.5 k y 500 m+ por pista ancha. En realidad se sube en coche, y se puede llegar hasta Tregurà.
Pero es una buena manera de comenzar porque hay distancia y desnivel con pendiente moderada. Para fortalecer las piernas ideal.
En la pista además sólo pasan coches así que si quieres caminar sin máscara y con la tranquilidad de no cruzarte a ningún pandémico es el lugar perfecto.
Más aún entre semana, antes de que lleguen todos los ávidos de montaña en fin de semana como era yo poco antes 😁
Hizo bueno y ya se puede ir en camiseta. La temporada de esquí empezó muy bien este año pero va por muy mal camino.
No sé si este año tocará la típica tormenta que deja cargados de nieve todos los picos ya cuando las estaciones de esquí van a cerrar. Pero si no ocurre eso está todo pelado, pelado como si no hubiera habido invierno.
Fresquito ha hecho, de eso doy fe.
De hecho al estar aquí todos los días fue cuando me di cuenta que a las vacas de aquí les crece el pelo en invierno para aguantar las temperaturas bajo cero que hay. ¡Gran adaptación!
Hoy nos ha costado. Hemos llegado al collado, nos hemos zampado un bocata y ahí se acabó la ascensión.
Momentos para disfrutar de unos minutos de paz y silencio, calentados por el sol. Toda la subida la hice en camiseta de manga corta y a la vuelta con una capa porque se empezó a nublar. Estamos en marzo y ya manga corta, uf!